RÉPLICA (TÚ)
Me prohíbes que te hable de amor
porque has decidido que el amor lo
construyen y destruyen tus intenciones.
Y no te das cuenta de que toda esa voluntad
cae
rodando por el suelo cuando te hablo.
Huyes quebradiza para que no te hagan quebrado.
Nunca jamás dividirte en dos.
No puedes cortar la inercia de mis ganas a tus alas.
El instinto es un tigre de bengala y no se
puede domesticar.
El amor volverá y te va a pillar despeinada,
pensando en la lista de la compra pero guapa.
CONTRARÉPLICA (YO)
Me ves lamerme las heridas,
prepararme ungüentos con hojas de tilo y
romero,
me descifras porque soy un polvorín ardiendo
y me pones un trapo rojo delante de mis ojos
para que entre derecha a la vida.
Me levantas, claro que me levantas,
con mano diestra, con mano zurda, agarrando mi
cabeza
y diciéndome todo lo que no quiero oír.
Me has partido el esternón a base de reírnos,
me has hecho masaje cardiaco a corazón
abierto,
me has tumbado, me has levantado y me has
hecho girar.
Y lo mejor de todo, me has hablado en verso,
y con eso,
hemos ganado un cariño más complejo que
cualquier amor profano.
Yo
te
peino
el
pelo.