Drama y nitroglicerina

Drama y nitroglicerina

lunes, 21 de octubre de 2013

AHORA SÍ


Ahora sí.
Ahora ya puedo escribirte un poema,
y es que la voz es esencial
para los ojos que quieren ver.

Limpio mi pluma con alcohol,
es la manera de conseguir un trazo limpio
y que la tinta no se quede atascada entre la garganta y los dedos.

Cuando escribo,
lo suelo hacer con las manos llenas de heridas de errores previos.
Y escuece el alma a la misma velocidad que la piel.
Aunque hoy, este alcohol se siente diferente,
cicatriza pero no quema.

Con cada línea que escribo,
no sé si gano o pierdo esta apuesta
y es que adivinar ese poema es tomarme demasiada libertad,
cuando creo además que quiero dejarte que ganes.

Si me pusiera a hablar del tiempo,
diría que ha sido poco.
Podría incluso lamentarme con frases hechas…

Un cruce de caminos infinitamente más previo,
descaradamente más premeditado,
más organizado,
más nuestro,
aunque ni tuyo ni mío.

Pero tiempo
precisamente,
no nos sobra.
Aunque no creo que tampoco nos falte.

Si esa variable hubiera estado a mi favor
podría haber hecho algo más que escribir.

Podría haber propuesto un punto equidistante,
podría haber incluso confesado mil defectos
y haber vendido mil virtudes.

Podría haber clavado rodilla en tierra de optimismo
aunque haya oportunidades que pasan por encima
sin apreciar
que hay alturas que se igualan con palabras.

Coincidencias,
casualidades,
destinos.

Son palabras de alta volatilidad
cuando lo único importante es que hay miradas que imprimen paz
y sonrisas
que aunque paralizadas en el instante de una foto,
transmiten los impulsos eléctricos de una personalidad
a 348 kms. de distancia.

Y siento hoy la falta de tu presencia
como una obligación de cruzar de ti a mi a conocernos
por un arcén
en vez de por un camino.

Una forma de amarrar las ganas de profundizar
porque hay refugios que se construyen al aire
y no se puede buscar el norte al sur de futuras despedidas.

Quizás sin haberla tenido,
hayamos perdido la oportunidad de saber
si éramos idiosincrasias paralelas,
o puede que perpendiculares,
pero de alguna manera
geométricamente no excluyentes.

Ahora sí.
Sin despedirme,
porque las despedidas son contratos por romper,

buen viaje y trae de vuelta América en la maleta.
Y entonces,
continuamos de nuevo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios: