Drama y nitroglicerina

Drama y nitroglicerina

martes, 14 de mayo de 2013


Hay quien critica lo que escribo
porque repito demasiadas veces el verbo besartuespalda.
Lo llaman obsesión.
Y yo a ellos incrédulos del amor.

En tu espalda
empieza la gloria de algún Dios canalla
al que caí bien
y me concedió tu cuerpo-paraíso.

Terrenal o no
pero mío,
casi mío,
medio tuyo,
todo nuestro.

Es que tu espalda es elocuente.
Me susurra versos que luego le escribo.

Tu espalda es que es denunciable.
Pecado,
delito,
no lo sé, 
pero alguien me acabara juzgando por ella.

Tengo sed de sus movimientos,
si te quedas quieta me seco.

A veces se vuelve purgatorio
y el alma se me escapa hasta el ombligo
hasta que me levantas el castigo 
y me dejas besarla de nuevo.

A veces la tapas tanto que es infierno.
Voy quitando prenda a prenda 
y se me olvida la expiación de mi alma.

A veces parece que estoy peregrinando por ella,
y en vez de saberme el camino
me pierdo en la cartografía confusa de tus lunares.

Y tú te ríes porque me intuyes y me prevés.
Sabes que de tu boca me escapo a tu espalda.

Y sientes las cosquillas de mis labios
rozándote a 120 besos por minuto.
Tantos besos como pulsaciones de felicidad 
por perderme en tu cuerpo-paraíso.

Jamás mis versos serán comerciales,
ni originales y quizás sean repetitivos.
Tanta espalda para nada, dicen.

Pero poco me importa,
como si arde todo el papel del mundo y la tinta se agota.
Yo puedo escribir todo un credo
con la saliva de mi pecado favorito.
Besartuespalda.

lunes, 13 de mayo de 2013


Me cabías en una mano.
Todos tus versos me cabían en una mano.
Y si no,
yo era capaz de en un solo movimiento,
recorrer de una vez todo tu cuerpo con mi palma.